En los últimos años, los términos “green economy», “net zero» y “circular economy» han ocupado un lugar destacado en la agenda de la Unión Europea, siguiendo la tendencia mundial a lograr un crecimiento económico sostenible. Esto ha aumentado el nivel de atención sobre el impacto medioambiental de los materiales, los métodos de producción, el mantenimiento y las prácticas de ciclo de vida de los activos en infraestructura y energía. La crisis de Covid-19 ha ejercido una presión adicional sobre las economías mundiales para que se replanteen la forma en que han estructurado sus estrategias de crecimiento. La producción tiene que recuperarse tras la depresión económica y existe una gran preocupación porque la aplicación de las políticas de cambio climático pueda sacrificarse en el camino de vuelta a la normalidad. Sin embargo, el esfuerzo para combatir la crisis climática se prolongará durante décadas, por lo que lo que hasta ahora se ha considerado normalidad no será suficiente para alcanzar los ambiciosos objetivos Net Zero en 2050. Todos estos retos nos impulsan a revisar nuestra aproximación a los proyectos, buscando nuevas soluciones y una evolución en los diseños que apoye la transición hacia un mundo más sostenible y responda a las necesidades específicas del mercado.